Virginia S. Carbajo
Te cuento un poco más sobre mí.
Mi historia
Vivo en Móstoles, Madrid; pero tuve la gran suerte de nacer en Zamora un 26 de agosto de 1980, y pese a que siempre se dice que el burro es de donde pace y no de donde nace… ¡este burro es de Sanabria!
Los sanabreses somos así, extremadamente pesados con nuestra tierra.
Sanabria es todo para mí.
Es la tierra donde nacieron mis padres, y en la que tanto lucharon mis abuelos para salir adelante, aunque finalmente emigrasen como tantos otros en el éxodo rural de los años sesenta.
Es el lugar en el que he pasado todos los veranos de mi vida, he celebrado navidades, he conocido a mis amigas del alma y a la persona con la que he formado una maravillosa familia.
Como tantos turistas, he disfrutado de los baños en el Lago, que todo el mundo conoce por ser el mayor de origen glaciar de la península, he disfrutado de su gastronomía, de las fiestas de mi pueblo y de innumerables actividades en la villa de Puebla, pero para mí, Sanabria es mucho más.
Es volver la vista hacia el pasado, hacia ese patrimonio cultural e inmaterial que se está diluyendo a medida que nuestros mayores no están para contarlo.


Sanabria. Mi lado más personal
Sanabria son las historias que, al calor de la lumbre de la cocina, nos contaba mi abuelo a mi hermana y a mí, asando castañas o cucurriles y que aún por suerte nos cuenta mi abuela.
Intento explicarle a ella, a mi abuela, que todo lo que me transmite tiene un valor incalculable, pero ha vivido en la creencia de que lo rural, el pueblo, las costumbres que tenían, su lengua leonesa con matices gallegos y portugueses carece de interés. « Así se hablaba aquí, hija, antes no sabíamos nada». «Esta tierrica nunca dio nada».
Admiro su particular forma de expresarse, los modos de cultivo ecológicos que llevaban a cabo sin saber que lo hacían, la forma de construcción de las viviendas con los materiales de los que disponían; el folklore tan asociado a la gaita y el tamboril en estas tierras y a los filandares o seranos; pero sobre todo, admiro el carácter recio de las mujeres sanabresas y la vida en comunidad que se generaba en aquellas aldeas de principios del siglo XX que, aunque muy pobres, se empeñaban en subsistir con un trabajo duro y sacrificado, pero también con un sentimiento de pertenencia al grupo, que ya no existe.
Nada de lo que es la comarca hoy existiría sin nuestros ancestros.
Sanabria es en mi mundo, pasear por sus más de cincuenta pueblos, recorrer La Raya camino a Portugal, detenerme a contemplar La Cabrera Baja, reivindicar que la Catástrofe de Ribadelago no se olvide y reclamar justicia, conocer las palabras que empleaban mis bisabuelos, visitar la Alta Sanabria, hablar con las personas mayores…
Para mí, que estoy lejos de mi tierra, Sanabria también es leer; leer mucho, porque afortunadamente esta comarca cuenta con una extensa bibliografía que detallo a continuación.
Autores y autoras que han recogido toda la riqueza paisajística, cultural y etnográfica de esta tierra o han imaginado historias recreadas en ella. A todos ellos, algunos ya no están, agradezco su legado.
He disfrutado e interiorizado cada una de las páginas que he leído en estos libros.

